La represión desatada el pasado 12 de junio sobre quienes se movilizaron a repudiar la media aprobación de la Ley Bases en el Senado tiene una significación muy importante para el presente y para el futuro de las movilizaciones, es evidente que el gobierno nacional quiere meter miedo para menguar las protestas que crecen día a día a lo largo y a lo ancho del país.
Las primeras declaraciones del tándem Milei/Bullrich junto al fiscal Stornelli fueron acusar de “grupos terroristas” que intentaron dar un “golpe de Estado”. Con el pasar de los días, la jueza Servini de Cubría comenzó a conceder las liberaciones, ya que estas acusaciones se caen por sí solas. Entre las y los detenidos había una persona que vendía choripanes, un campeón argentino de ajedrez y hasta una persona en situación de calle que aún está detenida.
Todavía quedan detenidas cinco personas, una mujer y cuatro hombres, todos en cárceles de máxima seguridad, el penal de Marcos Paz y la cárcel de Mujeres de Ezeiza. Por su parte, los primeros 17 liberados y los 11 siguientes en varios casos denuncian violencia física, psicológica y torturas. Los 33 pasaron varias horas esposados, sin comida y sin agua, dentro de una camioneta de la policía y luego tirados en un pasillo de comisaría. A las mujeres, por ejemplo, las hicieron desnudar en un cuarto con la puerta abierta mientras pasaban policías y veían a las detenidas sin ropa, a varios varones les preguntaban a qué “orga” pertenecían mientras los insultaban y los golpeaban.
El caso de Patricia Daniela Calarco Arredondo es tremendo. Se trata de una militante social del MTR Votamos Luchar por el Cambio Social, feminista y de las disidencias y de las luchas ambientales en su Mar Del Plata natal. Ella fue capturada de forma ilegal, fue abordada a más de 15 cuadras de la Plaza Congreso, en las inmediaciones de Chile y Lima. Allí policías de civil y sin identificación que al momento de arrestarla después de detenida se le tiran encima. Una vez parada y ya esposada la vuelven a arrinconar contra la pared tocando sus senos. El personal femenino apareció en la zona de detención casi cuarenta minutos después.
LA VIOLENCIA POLÍTICA, EL MIEDO Y LA BUENA CONDUCTA
El miércoles 12 de junio una vez más trae la discusión de las formas de lucha que los pueblos llevan adelante, la tibieza de los discursos del progresismo y de cierta izquierda que desea mostrar certificados de buena conducta. Mientras tanto a la derecha más rancia de nuestro país no le importa en lo más mínimo ni las formas ni los discursos, odian. Basta ver en redes sociales oficiales que definen a los manifestantes y a los detenidos como “delincuentes”. Ellos no son ni siquiera negacionistas, reivindican la última dictadura cívico militar, son férreos defensores del gatillo fácil y escupen abiertamente su intención de reprimir la protesta popular.
Cuando escuchamos hablar de “servicios” que van a generar desmanes no solo despolitizan a los que se movilizan y ejercen su derecho a la rebelión, sino que además niegan la violencia popular como uno de los tantos métodos de lucha que los pueblos tienen para enfrentar las medidas de ajuste salvaje que ejercen gobierno como el de Milei.
Cuando se habla de que “Luchar no es un delito“, se da la pauta a que si la justicia considerara que es un delito entonces ¿no se lucharía ? Luchar contra el capitalismo es un delito para la justicia, siempre, porque la justicia está compuesta por jueces y fiscales que son los jueces y fiscales de la burguesía. Para ellos, la propiedad privada está por encima del hambre de un niño, por eso para la justicia es más importante una bicicleta incendiada que los remedios oncológicos que no se están entregando. Lo que está en juego son los intereses de clase que defiende la “justicia” y los que defiende el pueblo organizado.
La historia del pueblo argentino nos enseña que las conquistas de la clase trabajadora no se consiguieron pidiendo permiso, sino tomando fábricas, cortando rutas o ajusticiando genocidas. A la burguesía los derechos hay que arrebatárselos porque no van a ceder en nada.
Ellos defienden sus intereses y los defienden a muerte: bombardearon la Plaza de Mayo, desaparecieron a 30 mil personas y se robaron 500 bebés, entre tantas otra barbaridades. Son capaces de encarcelar por un vidrio roto o por cortar una ruta, por lo tanto, si no se dimensiona al enemigo que se enfrenta, siempre se va a caer en el error de esperar conductas que no van a tener, quizás por eso ya no hay chances de capitalismo humano, sino de capitalismo y ya sabemos que el capitalismo es la barbarie misma.
EL GOBIERNO APUESTA AL MIEDO PARA DESMOVILIZAR
La aprobación en el senado de la Ley Bases es una victoria parcial para el gobierno. Es probable que tenga la otra media sanción en la Cámara de Diputados el próximo 27 de junio. Sin embargo, el gobierno nacional sabe que la protesta social va en incremento, y va en incremento porque los números de la economía no cierran. Hoy en Argentina hay 50% de pobres y 20 % de indigencia, bajó el nivel de consumo a niveles estrepitosos, hay despidos en todas las ramas de la economía, y la lista sigue.
La idea de meter miedo es para desmovilizar, satanizar a los que enfrentan las políticas de ajuste. Utilizar a Patricia Daniela Calarco Arredondo como ejemplo de lo que le sucede a la militancia que se organiza y sale a la calle, el amedrentamiento debe ser a gran escala, desde el Poder Ejecutivo, los medios de comunicación amigos del poder y una gran campaña en redes sociales para generar más odio y más difamación. El odio en redes sociales es un arma libertaria por excelencia.
Sin embargo, se acercan días de mayores movilizaciones, se acerca un nuevo aniversario de los asesinatos de Santillan y Kosteki, se viene el tratamiento en Diputados de la Ley Bases, en los últimos días se conformó una Coordinadora por La Libertad de las y los Presos Políticos y la lista continúa. Si el objetivo era meter miedo, no lo estarían logrando, ya que la tradición del pueblo argentino es de infinita resistencia.
JUAN PEREZ RIOS
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