El acto de Javier Milei en el Luna Park expresó uno de los momentos más vergonzosos de la historia de la política de nuestro país.
No es la primera vez que un presidente baila o canta en un acto, sin embargo lo de ayer fue una burla al pueblo argentino en su conjunto. El país incendiado con 50% de pobreza, 20% de marginalidad, fábricas que cierran, incidentes diplomáticos innecesarios, y un sin fin de etcéteras.
Javier Milei y todo su entorno representan lo más vulgar y rancio de la derecha argentina. Son la cabal expresión de un cuento de terror que todos los días nos regala alguna salvajada nueva, mientras tanto la economía del ciudadano de a pie estalla a cada instante.
Lo de ayer fue una mezcla bizarra y tenebrosa, vaya a saber porque motivo hoy en nuestro país que conducen Caputo, Posse, Marra, Lemoine, Bullrich y Sandra Pettovello tiene 5 millones de kilos de mercadería sin entregar a los comedores populares y a punto de vencer.
La Argentina está siendo atacada por una caterva de insensibles al servicio del capital transnacional en manos del sionismo. Ayer Eduardo Esztain se encontraba en la primera fila, amigo y financista del proyecto de Milei.
El acto fue claramente para atacar a las ideas del socialismo y en particular a la figura de Marx, pero y por sobre todo, un ataque al pueblo argentino. Este ataque no comenzó ayer, sino desde el momento en que Milei llegó a los medios con la idea de difundir “las ideas de la libertad”, por eso este presente también tiene como responsables a los “comunicadores” amigos.
La presentación de un libro plagado de plagios es otra de las aristas nefastas de un personaje impredecible. Un presidente que habla con un perro muerto, si porque Conan está muerto, no es normal y hay que decirlo, un presidente que vive haciendo paralelismo entre política y pornografía no es alguien que esté en condiciones de conducir los destinos de un país. Estas cuestiones junto otras más nos dan la pauta de que Milei es la peor distopia que nos podía tocar.
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