La dictadura militar no fue obra y gracia de Videla y sus secuaces, fue parte de un entramado mucho más nefasto, que tuvo como protagonista a EEUU y el famoso Plan Cóndor. Además, contó con el apoyo de las grandes empresas nacionales e internacionales y con sectores de la Iglesia Católica.
Durante siete años se cometieron crímenes de lesa humanidad: torturas, desapariciones de personas y hasta robo de bebés de las mujeres secuestradas. El ejército, mediante archivos desclasificados de EEUU, en 2006 admitió 22 mil crímenes hasta 1978.
Hoy a 48 años de aquella triste jornada, tenemos un gobierno apologista de aquella dictadura, ya que reivindican abiertamente cada vez que pueden lo sucedido tanto funcionarios como sus seguidores o militantes. Incluso, hoy en la conmemoración del Día de la Memoria, desde las cuentas oficiales del gobierno compartieron un video que niega la cifra de los desaparecidos.
Desde hace unos días se vienen desarrollando actos de intimidación a militantes históricos como es el caso de Estela de Carlotto o a la hija de Adriana Calvo, sin olvidar la denuncia de golpes y abuso en su domicilio de una integrante de la agrupación H.I.J.O.S.
La violencia continúa, el proyecto económico de la dictadura se ha profundizado y las banderas de aquella generación diezmada deben seguir en alto para que quede claro que su lucha no fue en vano.
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