Jacobo Mansilla-Historiador
La Argentina de los años 1920-1950 atraviesa una serie de cambios económicos, que tendrán una repercusión en el plano de la superestructura política, teniendo una estrecha relación con los elementos “exógenos” . Los análisis sobre dicho proceso presentan una variedad de interpretaciones académicas, no exentas de posiciones políticas explicitas, implícitas y neutras. Como lo adelanta su titulo, estas lineas, son apenas unas notas de un repaso posible y descriptivas, punto de partida para su profundización
.
Un primer enfoque fue el clásico estudio de Villanueva. Para el autor el corte de la periodización propuesto para caracterizar el proceso de industrialización moderna en la Argentina, tiene su origen durante el intersticio ultimo de la década del 20, proceso en el cual, se comienza a desarrollar con verdaderos elevados y significativos niveles de inversión industrial, con la importación de maquinarias en el país, la complementación activa de inversiones de una gran cantidad de empresas extranjeras en diversos sectores claves de la economía; Durante la segunda mitad de la década siguiente, continua la tendencia iniciada en la década anterior, entrando en otra fase de las inversiones y la tecnología disponible en el país, al decir del progresista-desarrollista Villanueva, se produce “la reproducción ampliada de capital” sobre la base previa de la “ capacidad instalada”; sin embargo, la relación de fuerzas del crecimiento emprendido no rompe el esquema de la división internacional de trabajo, no se revirtió de manera fundamental en este periodo, se hallaba fuertemente condicionado por diversos factores, en un sentido estructural por el “compromiso” pasivo y dependiente del país con Inglaterra, a pesar de los diversos elencos presidenciales, pero fundamentalmente no dejo de expresar la injerencia de los países centrales en el país, expresadas en las fuertes disputas que se desarrollaron entre EEUU e Inglaterra por lograr la influencia en los sectores dinámicos de la económica en el país (Javier Villanueva, “El origen de la industrialización argentina”;1972).
El sociólogo heredero de la tradición del binomio civilización-barbarie, Gino Germani ( “El surgimiento del peronismo: el rol de los obreros y de los inmigrantes internos” 1973; “Política y sociedad en una época de transición” 1963) , para fundamentar su argumentación construye el siguiente modelo: la crisis mundial que estalla en 1930, produce una crisis en el modelo agroexportador, se crea una protección para la industria nacional, la guerra mundial intensifica este proceso que contribuyo a reducir los precios agrícolas, lo que estimulo la sustitución de importaciones, que traen como consecuencia un precoz proceso de industrialización y urbanización masiva, localizada sobre el “centro” en Bs As,-proceso de trasformación socio-espacial en el gran Buenos Aires y el litoral, expresados en los cambios en el transporte urbano, la movilidad social, los cambios culturales y el acceso a la propiedad - , teniendo como protagonistas a los “nuevos” migrantes internos “disponibles” de las provincias, que carecían de experiencia sindical y política clasista, diferenciándose sustancialmente de los “viejos”, que se caracterizan además por tener una psicología pasiva, el vinculo paternal de la sociedad tradicional (ciudades chicas y pueblos), lo que explicaría la relación con el “líder carismático”. La participación política de las mayorías en el país (indicadores en los nuevos gremios y la cantidad de afiliados), estuvo mediada por una ilusión (ersatz), por el cual, las masas se sienten activos participes en la dirección de la cosa pública. Sin embargo, la originalidad que tendrá el peronismo, será la participación como “columna vertebral” en la base social de apoyo, los trabajadores urbanos y rurales que no están “profesionalizados”, con la oposición de las clases medias, rasgo que diferencia al régimen, de sus “pares” europeos que tienen un carácter antiobrero, y una fuerza de maniobra en las clases medias “asustadas”. Concluye planteando que la clase obrera no actuó de “irracional”, lo racional hubiera sido la incorporación por la “educación democrática”.
Para otros autores como Fodor y O´ Connell, afines al modelo nacional y popular, desarrollan su enfoque a partir del análisis de las relaciones de fuerzas económicas en Latinoamérica. Parten del supuesto que la Argentina no deja de presentar un desarrollo economico particular, diferente al resto de América Latina y en el concierto internacional económico. Sugieren que se dio un “punto de inflexión”, por la intersección de dos factores, la II guerra mundial y el escenario del desarrollo interno previo en la economia, elementos que agudizaron y posibilitaron la ruptura del esquema triangular de poder desarrollado hasta entonces en la Argentina con los países de los centros capitalistas, por un lado la “relación especial” del país con Inglaterra y por otro, la relación establecida con la potencia emergente EEUU, y a la vez el vinculo de conjunto, combinados estos elementos trasformaron a la Argentina, de un país agrícola dependiente de Inglaterra y gobernado por una oligarquía hacendada conservadora, a un país regido por un gobierno de amplia base popular, independiente de la presión de los criadores, con el objetivo de la industrialización como horizonte (Jorge Fodor y Arturo O ´Connell, “La argentina y la economía atlántica en la primer mitad del siglo XX”; 1973).
Murmis y Portantiero (“Los orígenes del peronismo” 1972) durante su etapa de “intelectuales orgánicos” al bando de la fuerza social revolucionaria, parten del supuesto, que desde mediados de los años 30 en Argentina se produce la gestación de políticas y realineamientos de fuerzas sociales, en el intento de darle respuesta al hecho consumando del crecimiento industrial, asociado al contexto internacional. Para los autores es la misma clase dominante, la encargada de comandar el proceso de industrialización, más allá de sus deseos, y es el punto de partida para entender el proceso industrializador. En relación con la representación política, sostienen que en el proceso de formación del peronismo tuvieron una intensa participación los antiguos dirigentes y las viejas organizaciones gremiales, poniendo de relieve la homogeneidad existente al interior de la clase trabajadora respecto de sus condiciones de explotación, es decir, es una clase obrera homogéneamente explotada. Esto se debió principalmente a dos factores: por un lado, hacia 1935 la economía argentina repunta y crece la ocupación, lo cual mejora la capacidad negociadora de los sindicatos. Por otra parte la clase obrera es altamente explotada y si bien se percibe un importante crecimiento económico no se produce un incremento en los salarios. Por esto, durante el período se incrementan las reivindicaciones gremiales. Estos dos factores, la alta tasa de ocupación y el aumento de las reivindicaciones gremiales, aumentaron las posibilidades de acción sindical, que se expresara en el crecimiento de las organizaciones gremiales y en una elevada cantidad de movilizaciones. Sin embargo, hacia 1943 la clase obrera no ha conseguido aún resolver a su favor la mayoría de sus reivindicaciones. Es recién con Perón que logrará canalizar la mayor parte de sus demandas materiales y políticas, lo que sería el sustrato político, para entender su “racionalidad” . Para Dorfman (Historia de la industria argentina, Hyspamerica 1986) desde una mirada mas liberal, en la década del 30-40 se produce mundialmente una anormalidad, la economía de posguerra, sumado a la crisis del 30, inculco a los gobiernos la posibilidad de comenzar a desandar la dependencia del exterior, tendientes a producir la mayor cantidad de materiales y de la más diversa clase, con el propio aparato económico nacional; este desafío se expreso en el país en la racionalización del aparato productivo, en el reemplazo de las fuerza productivas retrasadas, que redundo en el incremento del volumen de la producción y el aumento significativo de los trabajadores (fuerza trabajo); los estados capitalistas centrales comenzaron a apoyar la expansión de las industrias nacionales, estimulando a los exportadores; en este escenario de condiciones “abiertas” en el país la oportunidad paso sin grandes modificaciones de timón económico-político, las causas fueron las siguientes, en primer lugar la falta de una política que complemente a las posibilidades económicas latentes, en segundo lugar, la falta de una “conciencia de clase” de una clase social industrial y finalmente la falta de una verdadera infraestructura económica que permita “el despegue”.
El investigador Eduardo Jorge (1971 “Industria y concentración económica” S. XXI), aclara que su trabajo de investigación será un análisis “neutral y avalorativo del proceso”, que contrasta con una lectura atenta de sus enfoque políticos. La periodización de los cortes mas centrales sobre el proceso de industrialización dividido en tres etapas-por la economía de las palabras- pondremos la centralidad en el primer periodo y segundo ; El primero va de principios de siglo y fines de la II GM, en esta se abrió la oportunidad a la pequeña y mediana abierta que surgió aceleradamente en el periodo del 20, fue anulada por la alianza entre el poder del imperialismo y los monopolios en el seno del país expresado en el comercio exterior , las finanzas, en las importaciones e inversiones de capital. la primer parte del segundo periodo se abre por la presencia de la otra alianza económica y política que comienza a disputar el poder, en el seno del estado “al orden conservador”, fue la etapa de la emergencia de la industrialización que abre una nueva dinámica al desarrollo de la formación económico -social, manifestados en la aparición de nuevas fracciones y capas sociales diversas en el nuevo escenario del mundo social, comandada en el estado por la actitud bonapartista de la “jefatura transitoria” de Perón ( “líder carismático”, tributario de la idea germaniana-.) fundamentales para tener una mirada dinámica de la historia política y social de Argentina del periodo.
El historiador culturalista Daniel James (Resistencia e integracion 1990, Susamericana) sostiene que a la crisis de recesión de los años 30-40, los gobiernos conservadores respondieron con la producción local de bienes manufacturados, que aumento con el contexto favorable de la II guerra. Se desarrolla un aumento de los establecimientos de trabajo, como así también el número de trabajadores, marcando una variación en el fenómeno de la inmigración, se produce un desplazamiento de la migración europea por la migración interna de las provincias del país. La clase obrera a principios de los 40 se encontraba fragmentada en la representación sindical (Socialismo, Comunismo, Anarquismo, Sindicalismo) con una baja tasa de sindicalización. Con la asunción de Perón a funciones de gobierno, en los ministerios y luego en la presidencia, atiende a las preocupaciones de la emergente clase obrera, aislando políticamente a las fuerzas de izquierda de la influencia sindical. A partir de entonces se produce un aumento de la sindicalización de los trabajadores y de la capacidad organizativa en su organización sindical. Para James, el proceso en marcha se caracteriza fundamentalmente, por la integración de la fuerza social emergente supervisada desde el estado, en donde acumula políticamente por un lado la figura política de Perón por el recurso de la oratoria discursivo a través de la interpelación de sus discursos a los trabajadores, -como fue también el de “Evita”- pero también simultáneamente hace su propia experiencia política como clase, al decir Tompsoniano, la clase trabajadora, que forja una identidad como trabajador y como clase (cuestiones emotivas y sentimentales) en la propia experiencia . Entre el líder y el movimiento hay una “simbiosis” que dejara una huella imborrable en el movimiento popular en general y para el movimiento obrero argentino para el devenir de su historia, siendo el sustrato fundamental de la “Resistencia Peronista”.
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