Por Lucio Verón Soria
Repetir estereotipos, prejuicios y falacias sobre el período posterior a la muerte de Lenin sin ahondar profundamente sobre él solo ayuda a los intentos de la burguesía internacional por desprestigiar a la Revolución Rusa dirigida por Lenin.
A su muerte se comenzó a poner en práctica una política ANTI-LENINISTA en nombre del leninismo. Hacia dentro del Partido y hacia dentro del Poder Soviético comenzó un proceso de reemplazo de participación de las amplias masas trabajadoras, campesinas y populares por un cada vez más reducido número de funcionarios del Partido y del gobierno.
Esto, ya lo tenía previsto el propio Lenin si atendemos a una reflexión realizada por él en 1922: "... si no cerramos los ojos a la realidad, debemos admitir que en la actualidad la política proletaria del Partido no está determinada por el carácter de sus componentes, sino por el enorme prestigio, sin reservas, de que goza ese pequeño grupo que podría ser llamado la vieja guardia del Partido. Bastaría con que se produjese en este sector una pequeña lucha interna, para que su prestigio quedara, si no quebrantado, por lo menos debilitado hasta tal punto que la decisión ya no dependerá de él…” (Obras completas - Tomo 45 - SOBRE LAS COND. DE ADMiSION DE NUEVOS MILIT. EN EL PARTIDO).
Lenin era el dirigente revolucionario que se había ganado el respeto de todos los demás dirigentes y de las masas trabajadoras y populares, fundamentalmente por la profundidad de sus análisis sobre la realidad concreta. Lamentablemente la lucha interna llegó, después de la muerte de Lenin, sin que ninguno de los contendientes haya demostrado un serio esfuerzo o capacidad político-ideológica para evitarla. Se reemplazó el debate político ideológico por la intriga, la componenda y la eliminación física para dirimir las distintas posiciones dentro del Partido y del Gobierno. Y aquí tienen responsabilidad, en primer lugar, los dirigentes de más alta jerarquía del PC (b) R, comenzando por el propio Stalin.
La democracia proletaria, o, mejor dicho, la aplicación del principio organizativo del centralismo democrático se fue reemplazando por un centralismo cerrado a tal punto que entre 1939 y 1952 no hubo Congresos del PC (b) R ni de la Internacional Comunista.
Situaciones de esta naturaleza recienten el nivel de conciencia tanto en el Partido, como en el Poder y en las propias masas trabajadoras, campesinas y populares de la Unión Soviética.
En 1952, en el XIX Congreso, Stalin deja de ser el Secretario General del PC y es reemplazado por Kruschev. En el Congreso nadie planteó ni una sola línea de crítica a Stalin, por el contrario, todos terminaban sus discursos con ¡loas!, ¡vítores!, ¡deseos de larga vida!, ¡amado y querido lider!, etc. Stalin muere en marzo de 1953 y en febrero de 1956 se produce el XX Congreso donde Kruschev da a conocer su "informe secreto".
La mayoría de los miembros del politburó del PC habían participado en el Congreso anterior y, de ellos, muchos venían de la década del '20. Ninguno salió al cruce de ese informe. Tal era el clima de falta de debate y de demasiado temor "al poder" como para criticarlo. Y eso no surgió espontáneamente, sino que fue el fruto de un proceso advertido por Lenin, donde aconsejó medidas a tomar para evitarlo, pero que fue desoído.
Dejo aquí al final quienes integraban el politburó en 1939, en 1952 y quienes en 1956. A mi entender es una demostración en la dirección del Partido de la degradación ideológica que se venía produciendo.
Por eso, para finalizar este breve comentario, insisto en que los comunistas debemos romper con los estereotipos, prejuicios y falacias en el análisis histórico y recurrir más a las herramientas de análisis del marxismo.
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